Club Atlético Fernández Fierro: Dos Décadas de Tango, Autogestión y Resistencia

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Fernández Fierro - Foto: Ruben Pineda
CAFF- Fernández Fierro. Foto: Ruben Pineda


Una rareza. Eso era ver, a comienzos de siglo, a un montón de melenudos, con rastas, jean rotos y demasiada juventud arrastrar un piano por las calles adoquinadas de San Telmo. Una rareza que se convirtió en un fenómeno también inusual, porque esos pibes tocaban tango del modo más punk posible. Los puristas sufrían por el precario modo de transportar el piano, la policía no siempre opinaba que estaba correcto dejar a esa decena de tipos darle al fueye en plena calle. “¿Papeles tienen?” y dos por tres los rajaban de la vereda de turno. Así que eventualmente los muchachos de la Orquesta Típica Fernández Fierro (por entonces aún usaban el “Orquesta Típica”) empezaron a evaluar la posibilidad de abrir su propio espacio.


Y concretaron el proyecto: alquilaron un taller mecánico en desuso y lo acondicionaron completamente. Escenario, luces, sonido, pintura, mesas, sillas. “Yo sé qué ladrillo puse y dónde, qué cacho de pared pinté”, suele decir un ex integrante de la banda. Y lo habilitaron con lo que la ley de ese momento les permitía: Club Atlético. Aunque el deporte más extremo que se practicara en sus puertas fuera la ingesta de cerveza, así nació en 2004 el Club Atlético Fernández Fierro. El CAFF. Desde entonces, no sólo se convirtió en la casa-cuartel general de la orquesta, sino también en el refugio, el templo y el espacio natural para la entonces emergente movida del tango del siglo XXI y también para artistas unders de otros géneros, como el rock o el folklore. Para muchos grupos, tocar en el CAFF es una suerte de señal de pertenencia. Además, en torno al espacio se ordenaron otras actividades del circuito, como el festival alternativo FA CAFF (Familia CAFF) o Radio CAFF. Eso sin contar los vínculos con otras instituciones del barrio, como la Fundación Ferrari (que incluye la obra del mítico León Ferrari y de su padre).

CAFF - Club Atletíco Fernández Fierro

Fiel al estilo de la orquesta, el CAFF también funciona como cooperativa. De hecho, en cierta medida entrar a la orquesta también significa poner el hombro en el lugar. Aunque son formalmente una cooperativa desde hace cuatro años, en rigor se comportan como tal desde hace más de 15, cuenta el Tano , iluminador y programador artístico del lugar. Hoy unas veinte personas trabajan vinculadas al espacio, cuenta.


“Para mí el CAFF es un espacio de resistencia que significa un montón de cosas a la vez”, plantea la cantante Sofía Viola. “Por un lado está esta vanguardia que resiste, que pasan los años y las complicaciones y el lugar sigue ahí, y seguimos dando conciertos en ese espacio”, señala. “He tocado ahí muchas veces y siempre lo sentí como una casa, eso como un espacio, un semillero también, porque le dan espacio a un montón de proyectos diversos y eso significa la resistencia cultural”, considera. Sofía es una prestigiosa cantante del under porteño y sabe recorrer muchos géneros, aunque de chiquita también supo curtir el tango, pues su tío es el legendario Omar Viola, figura central del Parakultural, que 20 años antes del CAFF también refundó la cultura porteña.


El periodista Gabriel Coccaro, del programa Clics Tangueros en la radio 2×4, compara al CAFF con otro reducto clave para la historia de la música popular argentina: Cemento, un espacio para recitales de rock que se incendió en un trágico accidente a fines de 2004 (y que desató una serie de clausuras y persecuciones por parte de las autoridades que también sufrió el Club Atlético Fernández Fierro).

CAFF - Club Atletíco Fernández Fierro

“Si llegabas a Cemento era porque tu poder de convocatoria como banda estaba creciendo, de alguna manera el CAFF es el Cemento del tango siglo 21, es un lugar que aglutina lo mejor de la escena, un punto de encuentro, de hermandad y de resistencia, donde se le da difusión a artistas del circuito underground”, compara. “Para mí no se concibe lo que es la actual escena del tango sin el CAFF”, define. “Además gracias al éxito de la Fierro surgieron otras agrupaciones con la misma impronta de la autogestión, y en estos 20 años le cambiaron la cara al tango, alumbraron lo que conocemos como #tangosigloxxi”, opina Coccaro.

Lo que en otros países sería un espacio cuidado con esmero por las autoridades en la Argentina apenas recibe subsidios ridículamente bajos (el equivalente a menos de 130 euros al mes, cuenta el Tano) mientras paga fortunas de alquiler y servicios. Su marcha, sin embargo, no se detiene. Para septiembre planifican una nueva edición del FA CAFF. Y a juzgar por la calidad y cantidad de artistas que se acercaron a celebrar los 20 años del espacio en mayo pasado, habrá una programación magnífica. Una programación a la altura de su historia.

CAFF - Foto: Fabio Saltarelli
CAFF – Foto: Fabio Saltarelli

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