Los años 90s y el estallido social

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Estallido Social

Tangos Politicos III

“La literatura política -dice Octavio Paz– brota casi siempre del libre examen de las realidades de una sociedad y de una época. A veces se limita a la crítica del presente; otras, nos ofrece un proyecto de futuro.” Relaciono este concepto con lo sucedido en la argentina a fines de la década del ’90, pero sobre todo a partir del estallido social del 2001, donde buena parte de la escena del tango actual le escribe a su ciudad, a sus hombres y mujeres, en clave social, buscando dar cuenta de una nueva fisonomía corroída por las transformaciones trazadas por las políticas neoliberales. Algunos de sus tangos gritan y se sublevan contra la corrupción del poder de turno.

No sé cómo entender por más que quiero/ este sainete de malandras y muleros,/ al usurero y su oro vil,/ al chupasangre y al servil,/ al indecente… que miente y miente./ ¡Mirá, no ves, qué flor de gil,/ qué pobre otario!/ el que creyó que la verdad está en los diarios./ ¡Qué estupidez, cuánta maldad!/ la Tierra está en liquidación/ y el hombre en guerra con su propio corazón.
(fragmento de El sainete del diablo, Alejandro Szwarcman y Franco Luciani).


Otros, dan cuenta de la marginalidad de las periferias:

Un niño oscurito, llorando en el suelo,/ lo lleva la yuta, robó unas cositas./ Un niño solito, tentando su suerte,/ lo arrastran un poco, en medio de la gente./ El niño no clama, el niño no ruega,/ sabe que mañana no hay que ir a la escuela./ El niño ni ríe, el niño no sueña,/ al que robó su vida nadie lo encarcela./ Al niño oscurito, no le dan juguetes,/ le dan un revólver, le dan un paquete.
(fragmento de Candombe del niño oscurito, Victoria Di Raimondo y Elbi Olalla).


Los hay también narrando el derrumbe de la clase media como lo reflejan Dema & Sampaoli en Vuelvo al taxi:

Se acabó lo que fue,/ no hay más pizza ni champán,/ vuelvo al taxi otra vez,/ el diploma en el placar./ Me fui a España, volví…/ Puse un kiosco, fundí…/ Vuelvo al taxi otra vez,/ ahora escucho Radio 10.


Si bien esto que te cuento se expresa con claridad gracias al método discursivo que ofrecen sus letras, el carácter o clima de desesperación sufrida en aquellos años también puede “leerse” en clave instrumental. Te propongo un ejemplo, escuchemos juntos Infierno porteño, tango de Yuri Venturin interpretado por la Fernández Fierro. ¿Acaso su densidad sonora no refleja la rabia, el desamparo, el desguace de una ciudad porteña con su sociedad a cuestas sumida en lo más hondo del derrumbe? Ojo, esto que narro no es un anacronismo; hoy, ahora, en este instante del 2024 el pueblo argentino vuelve a sufrir un nuevo embate en manos de un gobierno ciego, sórdido, cínico.


Si hablamos de letras que radiografían esto que te vengo contando, no debemos olvidar la figura de Hugo “Peche” Estévez y su Buenos Aires Negro. Siempre digo que este hombre que supo vivir en las alcantarillas del arrabal, fue el bulón de engranaje del tango del siglo XXI, su grito más salvaje, ese que nace del fondo de las tripas y se subleva. Su verba siempre al filo de la cornisa, cruda, realista y sin imposturas escribía cosas como estas:

Los pobres duran pocos años,/
no es como en Belgrano que no se puede caminar /
de tanto viejo que hay. /
En Soldati nadie llega a anciano, /
si no te mata el sida o la bala policía /
te mata la jubilación. /
Yo soy el resentido, /
porque soy la historia prohibida (…)


En años recientes, denunciando las políticas del macrismo, el músico y letrista rosarino Leonel Capitano realizó una contrafacta o contrahechura (entiéndase contrafacta como la sustitución de un texto por otro sin cambios sustanciales en la música; y contrahechura como la imitación fraudulenta de alguna cosa), lo hizo sobre la base melódica del tango Qué me van a hablar de amor (1946) de Homero Expósito y Héctor Stamponi, paródicamente rebautizado por Capitano Qué me van a hablar de Offshore (2004)

Vemos el comienzo de los versos originales de Homero Expósito:

“Yo he vivido dando tumbos/ andando por el mundo/ y haciéndome el destino… / Y en los charcos del camino/ la experiencia me ha ayudado/ por baqueano y porque ya/ comprendo que en la vida/ se cuidan los zapatos/ andando de rodillas./ Por eso,/ me están sobrando los consejos/ que en las cosas del amor/ aunque tenga que aprender/ nadie sabe más que yo…/ Yo anduve siempre en amores/ ¡Qué me van a hablar de amor! (…).”

Capitano en pleno macrismo, arremete:

“Yo he crecido sin un tumbo/ en negocios inmundos/ y haciéndome el destino./ Y el sillón de Bernardino/ mi indecencia lo ha ocupado/ por banquero y porque yo/ comprendo que Argentina/ aunque me digan gato/ la pongo de rodillas./ Por eso,/ por las empresas de mi viejo/ no me quiten mis offshores/ que en el arte de esconder / nadie sabe más que yo. Yo anduve siempre en offshores/ ¡Qué me van a hablar de offshore! (…).”

Lo interesante del asunto no es solo el “cómo” sino el “cuándo” y “dónde” emprender su performance. Aprovechando la masividad que pudiera ofrecer interpretarla en “vivo y en directo” por Canal 3 de Rosario, Capitano utiliza la estrategia de anunciar el nombre del tema original (un clásico del repertorio tanguero) y en su modus operandi deja caer la máscara para mostrar a cara limpia su acción política, acción que, a decir del músico, le permitió esquivar una posible censura:

¡Qué me van a hablar de offshore! Leonel Capitano & Escolaso trío

Estos han sido solo algunos ejemplos de un tango actual que en su permeabilidad nos demuestra que sigue vivo, y por qué no pensar que en su constante mutabilidad reside su encanto. Eso sí, su trama creativa necesitará siempre del oído del pueblo que acepta, rechaza, resignifica, completa y en algunos casos vuelve a la canción memoria colectiva. En efecto, no sería errado pensar que todo tango, toda canción es, en última instancia, participación. Y algo más: para pervivir deberá sortear su presente y enfrentarse al paso del tiempo, ese “gran escrutador” que no consiente remiendos ni excusas. En fin, como dijo Aníbal Troilo “No hay tango viejo ni tango nuevo. El tango es uno sólo. Tal vez la única diferencia está en los que lo hacen bien y los que lo hacen mal.” Sacá vos tus conclusiones.

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