Festivales: ¿para Bailar o Escuchar?

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FA CAFF presenta Musica, talleres de Baile, cultura de Tango (Foto: Ricardo Valenuzuela)

“Me parece que ahí hay una deuda”. Quien habla con Tango 21 es Fernando Bietti, conocido en el circuito de milongas por pistas como Chanta 4, Zonatango o la más reciente Bilongón, todos espacios que cultivaban la música en vivo y los tangos contemporáneos como parte de su identidad. La deuda a la que se refiere Bietti no es la deuda externa, sino la de los festivales de tango independientes. Más allá del oficial Tango BA, que organiza la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, hay un enorme circuito de festivales independientes, autogestivos y alternativos de distintos perfiles. Pero en general, se atan a dos modelos casi exclusivos: los festivales “de músicos” y los de bailarines”.

Los primeros suelen realizarse en salas de concierto o en la calle y juntan, a lo largo de uno o varioos días, a un buen número de grupos y orquestas actuales. Los de bailarines, en cambio, reúnen a un puñado de bailarines y docentes prestigiosos que ofrecen seminarios especiales y, en el mejor de los casos, alguna milonga de cierre para los asistentes. Lo llamativo es que son dos modelos que, salvo honrosas excepciones, casi no se cruzan entre sí.

“Es complicado el cruce porque los intereses son diferentes”, evalúa Sabrina Veliz, organizadora del Festival Entreminas, que se orienta específicamente a sumar herramientas para la danza de las mujeres. “Por lo general, los festivales de los músicos apuntan a que la gente vaya a escuchar, y en los festivales para bailarines, si bien la música es importante, lo que la gente quiere es bailar”, plantea. La vieja dicotomía azuzada por Ástor Piazzolla entre el tango “para escuchar” y el tango “para bailar” aparece en el horizonte. Veliz destaca que las orquestas “compatibles” con el baile a veces sí aparecen en los festivales de bailarines.

El Festival Tango Magno presenta bailarines y profesores de baile destacados y milongas de apertura y cierra. Organizador: Juan Pablo Bellini

El guitarrista Pablo Sensottera, del Cuarteto La Púa y uno de los organizadores del FETEM (Festival Tango en Movimiento), observa cosas parecidas desde su experiencia. “La dificultad para acercarse a los bailarines son varias. El músico no siempre está pendiente de ellos. El bailarín tiene otro enfoque, relacionado más con la rítmica y ciertas texturas del tango, y en su mayoría están muy pensando en el tango tradicional, en lo ya vivido y haciendo comparaciones con el pasado, en defensa de esa nostalgia”, advierte. “Quienes estamos en el camino de la composición no estamos en esa comparativa, tratamos de hacer la nuestra y cuando nos despegamos de eso nos damos cuenta que eso es lo que nos representa, y si bien hay una evolución en la danza, está basado en esas estructuras tradicionales”. Aunque el FETEM es uno de esos festivales “de músicos”, hace esfuerzos por incluir el baile en sus grillas, ofreciendo un dj al final de alguna de sus noches.

En rigor, existen esos esfuerzos por tender puentes entre esos dos mundos aparentemente tan disímiles. Pero parte de la dificultad pasa porque los equipos que organizan no son mixtos. Los músicos no conocen tantos bailarines ni entienden de qué manera incorporarlos al evento para atraerlos (y más aún atraerlos a danzar específicamente los tangos de hoy) y los bailarines rara vez conocen muchos grupos de tango por fuera de las llamadas “orquestas milongueras”, ni se plantean cómo incorporar las nuevas músicas a su propuesta.

“Es un trabajo que se viene haciendo, que muchos músiques y bailarines contribuyen a que se logre esa unión”, cuenta Bietti. Bietti está organizando el 1º Festival de Electrotango, que tendrá una propuesta muy variada, con varias bandas por noche, pero también docentes con perspectivas más alternativas de la danza (como ContactTango) y bailarines prestigiosos con una mirada de vanguardia (como Hugo Mastrolorenzo). “Lo concebimos como algo de vanguardia, pero también como algo que nunca sucedió, nunca estuvieron tantas bandas de Electrotango juntas en un festival acá”, cuenta Bietti también matiza las dificultades de otros festivales y advierte que hay obstáculos económicos “que a veces impiden que un festival pueda contar con todas las estrellas del firmamento, porque sino se hace inviable”.

El Entreminas Fest es organizado solamente por mujeres (Foto:Johanna Jezermicki)

Dentro de ese panorama, apareció hace menos de diez años otro circuito de festivales: el de los festivales barriales, como el de La Boca, Flores o Boedo. Justamente el de Boedo es uno de los que tiene una oferta más amplia, que incluye desde conciertos en la vía pública hasta una competencia de baile (que termina con orquesta en vivo y tangos nuevos) y más. Uno de sus organizadores es Ildefonso Pereyra, un gestor cultural que formó parte de la organización del Festival de Tango Independiente, que durante muchos años fue la referencia ineludible al pensar los festivales exclusivamente “de músicos”.

“Tenemos que entender que el tango del siglo XXI surge como una forma de contracultura a partir de la crisis de representatividad de fines del siglo XX y comienzos del XXI”, explica. En esa época las distintas tribus tangueras se miraban con desconfianza. Quienes defendían la tradición veían esos pelos largos con un bandoneón sobre los muslos y torcían la boca. Del otro lado la cosa no era muy distinta. “En esa época al milonguero se lo veía como una persona más conservadora, ahora ya estamos más en el mismo renglón”, reflexiona Pereyra y agrega que los festivales fueron “entendiendo la necesidad de que la gente vea cerca suyo otra gente bailando”.

Según el gestor cultural, otro factor también pesa en esta evolución de los festivales independientes, y en particular los barriales. Parte del público, que comenzó con 20 años a frecuentarlos, creció, formó sus propios colectivos y montó espacios culturales, organizó milongas o devino bailarines y, finalmente, se acercaron de nuevo de un modo u otro a las organizaciones, que ya no son sólo de músicos.

“En el Festival de Boedo, y creo que en los otros también, vamos atendiendo estas características, del nuevo sujeto mixturado, no sólo entre disciplinas, sino en segmentos etários y culturales del tango”, celebra.

Si la danza del tango consiste en abrazarse, quizás sea hora de que bailarines y músicos se abracen para organizar nuevos festivales que crucen las distintas facetas del tango de hoy. Y, al fin, bailen al compás.

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