A darle play. Estrategias para llevar los tangos de hoy a la pista (segunda parte)

Foto: Melisa Fortunato

En Argentina hay un refrán: “cada maestro con su librito”. Significa que, sobre todo en los oficios, cada quien hace según su parecer o experiencia. Cada dj de tango tiene su “librito”. Este es el mío. No es el único, pero fui descubriendo que es útil para plantear mis tandas en cualquier milonga.

Ahí donde soy dj residente, claro, es más fácil porque hay un público habitué que tiene la oreja acostumbrada a lo que suena. Pero cuando me invitan a una milonga, trato de ir con una propuesta más “conservadora”. Por “conservadora” hay que entender que no utilizo las tandas más extremas de mi repertorio ni recurro al non-tango, la world-music o experiencias similares. Están bien en un espacio propio con un público ya constituido, pero puede alejar a otros.

En lugar de eso, construyo el núcleo de mi set de esa noche con orquestas y grupos que o bien están en el circuito de milongas (la OT Misteriosa Buenos Aires, la Orquesta Romántica Milonguera, Cachivache, OT La Andariega, Cucuza Castiello, Sexteto Fantasma) o bien tienen un sonido más afín a esos espacios (Orquesta El Arranque, OT Mala Pinta, La Martino OT, Tango Spleen). Los sonidos más disruptivos los dejo para el final de la noche. Para ese momento, si la fortuna acompañó, ya los bailarines abrazaron la propuesta y están aceptando bailar casi cualquier cosa que uno pueda proponerles. Sin hacer locuras, ahí pueden aparecer Otros Aires, Tangorra, Julieta Laso, La Chicana o Bife, por mencionar algunas que si uno las pusiera de buenas a primeras, chocarían un poco.


A la hora de construir cada tanda mantengo una premisa: yo debería ser capaz de bailarla. No soy un gran bailarín, aunque milongueo hace 10 años. Tengo algunos recursos, pero no superaría ni una instancia clasificatoria del Mundial. Esto me permite decir, ante algunos reclamos, que si un cascote como yo puede bailar esos tangos, cualquiera puede. Lo cual me lleva a una de las primeras estrategias que propongo: las tandas se bancan en la pista.

Hay un viejo código que dice que el dj no baila. Más que un código, parece una restricción natural de cuando se musicalizaba con discos y había que darlos vuelta o cambiarlos a tiempo. Pero las nuevas tecnologías, poder dejar programadas varias tandas por adelantado (en secuencias que uno quizás ya probó y sabe que funcionan) permite mostrar que sí, esos tangos se pueden bailar.

La pista de baile a veces funciona como bola de nieve. Si sale la primera pareja, enseguida se sumarán otros. Y si entre esas primeras parejas están los bailarines más codiciados de la milonga (cada espacio tiene los suyos, ya sabemos), la cosa marcha por muy buen camino.

En este sentido, otra estrategia que uso con regularidad es quitar los separadores. No es algo enteramente nuevo. Muchas milongas lo hacen o hacían por distintos motivos. En mi caso, quitar los separadores permite que los milongueros puedan entrar y salir de la pista en cualquier momento. Eso ayuda a quitarles el miedo a los tangos que desconocen. Así pueden sumarse a bailar un tema que les llamó la atención, bailar dos y volver a sentarse si no estaban cómodos sin romper ese otro viejo código de que la tanda se baila entera porque si no es un desaire al partenaire de turno. Y del mismo modo, si les gustó y quieren bailar 6, 8, 12 temas de corrido con la misma pareja, pueden hacerlo también.

En tercer lugar, a la hora de ordenar las tandas, intento construir bloques con cierta afinidad estilística o temática. Saltar de Tango Bardo a la Orquesta Típica La Vidú puede ser un shock de sonido, que se acentúa si después suena Marisa Vázquez en su segunda disco (sí, cometí ese error alguna vez, así se aprende). Además de las distinciones que puse más arriba, está bueno identificar estilos que nos interesen y que recorran a varios grupos. Por ejemplo, hay varias orquestas típicas y grupos de extracción más “rockera”. La Vidú, Los Crayones, Alto Bondi, Orquesta Utópica, Astillero o Quinteto Negro La Boca funcionan mejor juntos, lo mismo que una pequeña secuencia de tangos guitarreros que reúna al Tape Rubín, Púlice-De Vicenzo y el Tata Cedrón le dará más consistencia al bloque.



Finalmente, es importante que la información circule. Las tandas tradicionales se impusieron no sólo porque a lo largo de las décadas se “probaron”. También se impusieron porque sonaban en todas las pistas. Así que nada de “encanutarse” las tandas que uno construye. Ponerles a circular, hacerlas públicas (por ejemplo, compartiendo la playlist en Spotify, como hacemos en Milonga Cañón: ) ayuda a que otros dj’s puedan verlas, modificarlas e incorporarlas a su repertorio para que baile más gente en otras milongas. Es pura ganancia para todos. Para la diversidad musical de los bailarines y milongueros, para los dj’s que incorporan conocimiento y para quienes construyen las primeras versiones de esas tandas. Si a tu milonga llega alguien que ya escuchó algo de tu música en otro lado, se va a incorporar con más fluidez. Y así, la pista, circula.




Milonga Cañón – Foto: Melisa Fortunato

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