De géneros y roles deSgenerados


En la danza tango ¿Qué es rol? ¿Qué es género? ¿El rol está asociado al género?

El diccionario define rol como función a desempeñar o representar. En la danza tango el rol puede ser dinámico o estático. Algunas personas definen a estos roles como: conductor-seguidor, leader– follower. En lo personal me gusta hablar de: emisor – receptor, porque siento que estas definiciones de roles son las que invitan al dialogo. El emisor propone el movimiento, generalmente a través del abrazo, el receptor se apropia de la acción devolviendo el movimiento y construyendo el dialogo.

Por otra parte, acerca del género podemos decir que refiere a un conjunto de personas con características en común, pero generalmente esta construcción se edifica en base al sexo biológico y se limitada a la etiquetación binaria: masculino –femenino. Pero podemos puntualizar que la identidad y expresión de género es mucho más que nuestros genitales, está relacionado con cómo nos percibimos y que elección hayamos hecho en base a esa percepción.

Escuchar en una clase de tango “el rol de la mujer” o “el rol de hombre”, es limitar la identidad de género y asociar el género masculino – femenino a un rol determinado. Este acto sexista enfatiza la etiquetación de los estereotipos de roles y géneros. Doy el ejemplo de una clase, ya que es allí donde generalmente comienza a edificarse la idea de rol asociado a género.


Pero lo más importante a destacar, es que la identidad y expresión de género no es un condicionante de la danza tango para tomar un determinado rol. Si bien es cierto que históricamente hay más hombres en el rol “emisor” y más mujeres en el rol “receptor”, no significa que esto sea un condicionante de la danza, sino algo que se construyó y/o se determinó en un determinado momento sociocultural.

En los albores del tango encontramos testimonios, e incluso fotografías en la primera década del 1.900, en donde se puede evidenciar que se bailaba la danza tango entre parejas del mismo sexo. Lo que hoy vemos como un “avance social” en la danza tango, intentando establecer claramente esta división entre rol y género, ya se manifestó desde los inicios del tango. Ya sea por necesidad de práctica, o porque simplemente no encontraban un limitante en la danza que los ate a una construcción determinista de género circunscripto a un determinado rol.

Hacia la segunda década del 1.900, aparece en Buenos Aires una ordenanza municipal en donde sentencia: “no se permite bailar entre personas del mismo sexo, en los lugares habilitados para la realización de bailes públicos”. En primer lugar, esto da cuenta que en los lugares de baile se danzaba con otras personas del mismo sexo, no era solo una práctica, y segundo, que quisieron prohibirlo. Es por eso que en líneas anteriores mencionaba que, en algún momento de la historia se determinó únicamente este estereotipo de pareja “masculino- femenino”.



Si este tema estaría caduco no lo traería a cuenta, pero lo cierto es que aún hoy con la supuesta “deconstrucción”, en una clase se sigue entremezclando los términos de rol y género. Incluso existen lugares de baile donde en la entrada o en la mesa exhiben una suerte de estatuto en donde mencionan: “está prohibido bailar con personas del mismo sexo”, entre otros condicionantes.

Me voy a permitir contar en este un párrafo un episodio que me tocó de cerca. Hace algunos años atrás fui con mi compañera a bailar a la milonga Cachirulo, en un momento de la noche ella salió a bailar un tango con su madre, pero duraron unos pocos segundos. El organizador las detuvo en la pista de baile, como si estuviesen haciendo un acto degenerado y cargado de enfado les prohibió bailar. Menciono este episodio porque no es un hecho aislado, por el contrario, sé que ocurrió en diversas situaciones y contextos milongueros. La pregunta es: ¿Queremos seguir asistiendo a bailar a estos lugares sexistas y homofóbicos, mostrándonos indiferentes ante estas situaciones? Lo importante a destacar es que estos actos poco tienen que ver con el tango, sino que están relacionados a ciertos ámbitos y personas.

Retomando el tema principal que nos convoca, podemos sintetizar diciendo que debemos discernir rol de género. El rol no es necesariamente estático, y de hecho cambiar de rol hace comprender y expresarse con mayor profundidad en la danza, ya que ponerse en el lugar de la otredad genera mayor compresión de lo que preciso para desempeñar en cada rol. Por otra parte, desde el umbral del tango rol y género no fueron un condicionante de la danza, y aun no habiendo sido así, la sociedades cambian y con ellas la manifestación de sus danzas. El tango sigue vivo y se acopla a nuestras vidas, crece, vive con nosotros y nuestras transformaciones. Aunque quisieron prohibir, tanto al tango como a la diversidad de género, se hicieron camino. La vida se hace camino… los sexos y el tango también. ¡Qué viva la diversidad en convivencia, qué viva el tango! Hasta la próxima milonga.

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